sábado, 17 de febrero de 2018

"Se querían" (Vicente Aleixandre)


Hay algo en la poesía de Vicente Aleixandre de una emoción estruendosa; es la vehemencia pura, como si quisiese lanzar al mundo sus versos para colapsar las almas de los mortales sesgando los sentimientos más tímidos y volverlos torbellino de pasión hiviente. Es la poesía total, que se adentra en lo más profundo del ser para descomponerlo y reducirlo a la sustancia del amor verdadero, ese que nunca se olvida, ese que mantiene la febril dependencia de la caricia o de la mirada conmovida; ese que es vibración constante de la esencia del alma y amenaza con su temblor la estabilidad de los sentimientos dormidos a nuestros pies, que a veces parecen morirse de a poco como flores mustias.
La poesía de Aleixandre no va en ascenso armónico hasta el culmen perfecto, sino que es cima de la perfección y de la belleza desde el principio. Desde el primer verso rasga el velo que protege el corazón y lo vuelve a la infinitud de los sentimientos más profundos; es un grito de dolor, rabia, o plenitud que se acopla en lo más hondo del espíritu que necesita responder o romperse en pedazos surgidos de esa explosión de belleza, arrebato candente, y poesía verdadera.
Con este poema, “Se querían”, el amor que necesita ser comunicado por su hermosura arrolladora se interna en la sangre misma, símbolo de la pasión, porque está ya en la génesis del ser humano. El poeta puebla sus versos con imágenes que no desdeñan el dolor –las espinas- , un dolor que forma parte del sentimiento amoroso; de eso no hay duda, y Aleixandre lo sabe; su alma lo sabe. Es una visión total del amor, que invade cada uno de los rincones del orbe: la noche, el día, el interior de la tierra… una tierra que se torna metáfora del ser humano, que se funde con él y se hace solidaria con sus sentimientos… Esta concepción del amor totalitario, que mueve el mundo, se acompasa con esa forma de escribir volcánica, llena de repeticiones, de adjetivos inesperados llenos de fuerza, de eterna subida al clímax del verso en un ascenso que no cesa a pesar de que el lector parece no poder más con ese pulsar de su yo más íntimo y que se vuelve cada vez más intenso. Y esa tensión aumenta cuando todo parece frenarse con una sola palabra -“Amando”-, para concluir después de todo con un “se querían” que se ha ido cargando de toda índole de connotaciones, de fuerza, de ardoroso deseo de amar y saberse amado; pero, a su vez, lo ha hecho poseedor de vetas de una calma que amenaza desbordarse en armonía devastadora.
Poco más podría decir ahora tras la relectura de este poema que me ha salido al paso, sin buscarlo. Ese es Aleixandre; así lo recordamos, así lo leemos, y así sigue despertando nuestra alma.
                                                                     
Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
 mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario