miércoles, 18 de enero de 2017

Que la cordura no mate el verso

El puente estaba enamorado del suicida,
al igual que mi mano de sus caricias.
La cuerda derramaba lágrimas,
porque sin su loco
los nudos ya no contaban nada.
El candado busca desesperado,
una llave de la que enamorarse.
No hubiera estado de más decirle
que a veces la gente ahoga en ríos a su amante.
Y al atado le obligan a mirar cómo se la lleva la corriente.
La luna desde arriba, me sigue aconsejando.
" Olvida las locuras" me susurra;
Pero lo siento, luna,
que sin su boca yo ya no conozco cordura.

                                          Emilia Ramos

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