Ven, toma mi mano,
no me dejes caer
no dejes que se desvanezca mi aliento
que caigan mis lágrimas
que me pierda en tu mirada.
Huye, huye lo más aprisa
que tus pies te permitan,
sin mirar atrás,
esperando
toda la vida
a que ese sueño se cumpla;
no esperes,
sé feliz.
Sé feliz sin recordar el dolor,
el sufrimiento.
Tú sabes que sin ti
mi vida no vale nada;
Que estoy perdida …
no sabes cuánto
te necesito.
Virginia
Alonso, 2º ESO
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