para que me arrancara los besos de despedida,
que se colgaron de la comisura de mis labios.
Me he drogado noches enteras de poesía,
para no olvidarme de mi pasado.
Y me he emborrachado también de poesía,
para darme un futuro de alcohólica en letras.
En el que me ahogue en cada vaso de ron,
para poder volver a ahogarme en un verso de amor.
Son demasiados los poemas, los poetas , las poetisas.
Y yo sigo creyendo que la cura de este mundo,
esta en entender que no lo arreglara nunca un poeta,
solo nos ayudara a comprender,
lo que nos vuelve penumbra al anochecer.
Y es que hay otro problema, el principal.
Un alma atormentada como la del poeta,
solo sabrá curar a otros poetas.
Aunque estos no escriban,
aunque no canten,
aunque no se consagren a las letras.
Me volveré a enamorar de la boca del lobo,
y me subiré a la torre mas alta cuanto mas vértigo sienta,
y seguiré escribiendo poesía,
por cada vez que he querido ser poema.
Y yo sigo creyendo que la cura de este mundo,
esta en entender que no lo arreglara nunca un poeta,
solo nos ayudara a comprender,
lo que nos vuelve penumbra al anochecer.
Y es que hay otro problema, el principal.
Un alma atormentada como la del poeta,
solo sabrá curar a otros poetas.
Aunque estos no escriban,
aunque no canten,
aunque no se consagren a las letras.
Me volveré a enamorar de la boca del lobo,
y me subiré a la torre mas alta cuanto mas vértigo sienta,
y seguiré escribiendo poesía,
por cada vez que he querido ser poema.
Emilia Ramos, 4º ESO
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