Hoy la niña se ha puesto una meta,
y la ha sumergido en la maleta.
Se la ha echado a los hombros,
y cantando la melodía de letras,
ha continuado adelante.
Ha encontrado un lugar,
en el que puede ser ella misma.
incluso gritar.
La niña camina en el sentido de las
libélulas,
y las mariposas le acarician la mano.
En los oídos una canción de Extremoduro va
sonando.
Quítate los zapatos, le dice su voz
interior.
Y así continua, sin escuchar el reloj.
Tatúate en las retinas el arte de los
pintores,
y píntate tatuajes de colores.
Grita hoy, por si mañana es tarde,
que la poesía te ha hecho volver a confiar,
en lo que nunca deberíamos dejar de creer.
Emilia Ramos, 4º ESO
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