domingo, 19 de junio de 2016

La de nunca

Perdón a la que maté;
con los celos le di muerte
a sus besos, y su fe
se murió cuando mi suerte.
Se esfumó mi vida al verte
otra vez y siempre guapa
sin color, filtros ni tapa
duermes en mi pecho, inerte.
Y aunque alguna me encontró
no me atrajo su mirada
tanto como tu piel, no,
ninguna fue tan buscada.
Ninguna pudo contigo,
ni conmigo, ni en mente
hizo tan bien como abrigo.
Tú eres tú, las demás gente.
Nunca tan salvaje bruja
me hizo arder en tanta hoguera,
no hubo ni una madriguera
por la que suba la puja.
Pero siempre tú, infinita,
partes mis fieles esquemas
y aunque llora, aunque grita,
siempre rompe mis cadenas.
Y no seré más esclavo,
pero si buscas calor
ven aquí, podrida flor
que aunque no creo en el amor
un clavo saca otro clavo.

                                          Rubén Aguilar, 1º Bachillerato


No hay comentarios:

Publicar un comentario