Que
a ella encarcela
Tu
cuerpo de seda.
Ante
mis ojos de gloria
Labios
como espadas,
Entre
sus filos cortan
Mis
sucias palabras.
Calma
mi sed insaciable
De
tedio inmortal,
No
podría sin poesía,
Vencer
la ansiedad.
Daniel Rodríguez, 2º Bachillerato
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