La soledad también origina los versos más profundos, sinceros, hermosos. Y el poema actúa como esa ansiada curación de las heridas que, de otro modo, es difícil que cicatricen:
Solo, abandonado.
Desolado.
Así me siento
por no estar a tu lado.
Amargado, desquiciado,
y también rayado.
Normal que te guste mi hermano;
un alegre chaval,
comparado con uno
que no deja de lamentarse
sin parar.
No soy perfecto
pero no debiste marcharte;
ahora a tu lado
nadie va a estar.
No te importan los sentimientos
y ahora te encuentras la sombra.
Antes alguien golpeaba por ti.
Ahora nadie da un duro por ti.
Al único que lo hacia.
lo abandonaste por ahí.
No te importaba lo que sintiese.
nunca solía llorar...
Pero por ti lo haría sin pensar.
Nadie sabe lo que siento,
por eso escribo sin parar.
intentando expresar
lo que con las palabras no pude.
Esto te lo debo a ti,
porque sin el dolor
que me entregaste
no hubiese conseguido escribir.
Aitor Rodríguez, 2º ESO
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