Mi corazón muere
y tiene un ritmo lento,
muy lento.
Solo las sombras
entienden mis tristezas;
Nadie comprende
que el corazón implora
hacerse con las riendas
de mis días:
elegir el lápiz y rasgar el papel;
pero vive en penumbra
y rendido
no puede ver.
La cabeza lo controla
por miedo a la caída
en una gran ola
que lo tumbe para siempre ...
No es fácil la luz
estando así de ciego.
Elegir es complicado,
decidir también lo es,
notas que pesa el mundo
que todo deja de ser un juego.
Ahora toca pensar más
estar serenos,
querer más,
hablar menos.
Raúl Martínez, 1º Bachillerato
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