jueves, 10 de marzo de 2016

9 de Marzo, Miércoles... y el verso nos sigue abrazando

Comenzamos hoy desvelando algo curioso, desconocido por muchos pero tan sencillo como profundo y atrayente para el que escribe poesía: el haiku. Tres versos que sentencian un pensamiento fugaz y valioso, que capta la esencia de un instante sentido desde la hondura de un lirismo hermanado con la reflexión. La lectura de algunos haikus de Mario Benedetti hizo el resto ... embriagados por ese descubrimiento, por esa nueva herramienta de expresión, el reto empuja a muchas miradas a emprender la escritura. Quizá la semana que viene nos sorprenda con más creaciones fabulosas como las que ya está propiciando este taller.


Pero la poesía es indómita, y se agita en las mentes que la acogen, y se expande en reflexiones y meandros, hasta que culmina con los temas que más inquietan al poeta en ciernes; "... Todo Juan Ramón necesita al lado una Zenobia ..."; qué hermosa frase y qué cierta aportación de Cristina Asenjo -nuestra compañera profesora de Lengua- puso punto final a una nueva sesión de nuestro taller. Porque no nos cansamos de hablar acerca de lo que supone el genio creador, no en la factura del verso, sino en la vida misma del poeta. Asumirse, sentirse en plenitud de fortaleza para vocear al mundo que el verso atrapa, traspasa el alma que se deshace en palabras maravillosas ... Cuánto cuesta legitimar la voz propia frente a la realidad que nos circunda, presa de la lucha por lo material y finito.

El verso es cómplice de las almas desasidas de lo común, cómplice de las tristezas más intensamente vividas, cómplice del dolor dulce que se traduce en la hermosura del poema ... "Estudio, levanto la vista y veo una naturaleza que canta por si misma a través de mi ventana, y yo escucho cómo habla, y escribo, escribo en las márgenes del mundo, en el olor del viento, en los arcenes de un camino que me hundiría en la nada..." así es, así surge, así nos habla la lírica, como bien explicaba Daniel... "Por una vez en esta vida, quisiera ver las hojas en las hojas, la hierba como simple hierba, el mar como sencillo oleaje sin más explicación que el motor del viento... la hondura duele, se clava en el alma y necesita salir en forma de canto revestido de la palabra..." Así siente el poeta, así se devana su yo
en el vivir cotidiano de un mundo que le es ajeno ... "Todo Juan Ramón necesita una Zenobia..." si, qué miedo a la locura, a la feliz locura que nos hace sentirnos vivos transformada en belleza; pero a la vez cordura para advertir el mundo desde ese reverso que lo hace valioso e inspirador, que lo hace música en el poema.

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